—Bella—susurro Edward con voz ronca acercándose a su esposa,
coloco las manos en sus caderas y la apretó hacia su pecho. —Tengo tantas ganas
de follarte.
—Entonces que esperas—musito Bella desabrochando los botones de la
camisa de este, tocando sus tetillas.
Edward gimió moviendo sus caderas, embistiendo. Ella podía sentir
su erección rosar con su pelvis, su centro ardía. Estaba húmeda, deseosa de sentirlo
dentro de ella embistiendo suave, lento ni importaba como, solo lo necesitaba
desesperadamente. Las hormonas se dijo, pero en el fondo sabía que no solo eran
ellas, las que la tenían tan desinhibida. Era su necesidad de él y complacerlo
en todo lo que pudiera…Recuerda Isabella que una mujer tiene que
convertirse en una zorra en la cama…las palabras de Shioban jamás las olvidaría.
Hola! quería saber si ya lo terminaste o no :)
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