Título: ¿Estéril?
Categoría: M
Disclaimer: Los personajes son de la ingeniosa Stephenie Meyer, y algunos de mis invenciones. Yo solo juego con ellos en mi maniática mente. Mis historias están registradas, así que dile No Al Plagio.
Summary: Isabella tenía miedo de que su matrimonio se acabará, especialmente desde que se había dado cuenta que no podía darle un hijo.
Capítulo IX
Gabriel García
Márquez
—Nos volvemos al encontrar—dijo.
Edward gruño al ver de quien se trataba.
Nuevamente frente a ellos se encontraba Jacob Black, el compañero
de orfanatorio de Isabella.
Edward aún no comprendía porque ese hombre le causaba tanta
empatía, en sus años junto a Bella había habido muchos hombres interesados en
ella, pero aunque eso le había costado altercados con su mujer, por las escenas
de celos que montaba, ninguno de aquellos hombres le daba tan mala espina como
Black. Él no miraba a Isabella como un trozo de carne, en su mirada traslucía
algo más y eso lo ponía de un humor de perros.
—Jake—musito Bella con una sincera sonrisa adornando su rostro. — ¿Qué
tal estás? —le pregunto al moreno besando con cariño su mejilla.
—Un poco triste—respondió Jacob con un puchero. —No te has
contactado conmigo.
Isabella como era de esperarse se ruborizo.
—He tenido muchas cosas que hacer los últimos días—se excuso
Bella, acariciando por instinto su vientre.
—Pues saca un tiempo Bella, tengo algo interesante que proponerte.
Edward carraspeo.
—Señor Cullen—dijo el moreno extendiendo su mano.
—Black—casi gruño estrechándole de mala gana. —Lo que tenga que
decirle a mi esposa, muy bien puede hacerlo frente a mí. —Beso los cabellos de Bella. —Entre
nosotros no existen secretos.
Jacob se removió incomodo, por la advertencia en las palabras de
Edward.
—Es sobre el orfanato. —explico mirando a Bella.
—Te llamare esta semana. ¿De acuerdo?
El moreno asintió.
—Fue un gusto verte Bella. —saludo alejándose—Cullen.
Cuando se perdió de la vista, Edward musito una grosería que fue
reprendida por un manotazo de su esposa que le advirtió cuidar su vocablo
frente a Danilo.
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—Parece un extratirrestre—dijo Danilo observando desde todos los
ángulos la foto de la ecografía—Será feo.
Una suave risa broto de los labios de Bella, que paso con ternura
sus dedos por las mejillas del niño. Cuanto lo amaba…Aún se sentía abrumada por
todas las cosas buenas que le pasaban últimamente, cuando se creyó en un túnel oscuro
por su enfermedad encontró una luz de esperanza.
Sabía que tenia que lidiar con la endometriosis toda la vida, pues
por muchas operaciones para extraer el tejido siempre iba a sufrir de dolores
fuertes en su menstruación.
Pero la sonrisa de su marido, la palabrejas de Danilo y el nuevo
ser que crecía dentro de ella valían esos dolores que sufría algunos días al
mes.
—Así fuiste tú—le dijo señalando el punto que era su bebé—Y mira
que guapo eres ahora, todo un hombrecito.
El pequeño sonrió orgulloso.
—Seré tan grande y fuerte como papá.
—Claro que sí mi amor, serás tan guapo como tu papá—tomo su
mano—Ahora vamos a la terraza que es hora de almorzar.
Danilo protesto cuando Emily, la mucama coloco una sopa de
vegetales frente a él. Hizo tal berrinche que Isabella por primera vez tuvo que
reñirlo al ver como tiraba el plato de sopa salpicando a la pobre Emily y
cubriéndose él mismo.
—No vuelvas a hacerlo—decía Bella cuando Edward entro a la
terraza.
Su esposa limpiaba el pecho de su hijo que estaba salpicado por
gotas de sopa. El pequeño Danilo tenía la cabeza gacha, cuando de pronto empezó
a llorar con fuerzas.
—Ya tranquilo bebe—lo abrazo Bella consolando. —Pero no debes
tirar las cosas, simplemente porque no te gusten, si esa sopa hubiese estado
caliente te habrías lastimado corazón.
— ¿Qué ha
pasado?
Bella le regalo una sonrisa tensa a su marido. —Danilo se ha mojado con la sopa. —respondió.
Edward iba a ser el amago de regañarlo y su esposa alzo la mano en
señal que callara. Por favor, le rogo
a través de sus ojos. Ya con su regaño lo hallaba suficiente.
—Saluda a papá corazón—lo insto Bella secando sus mejillas,
mojadas por las lágrimas de arrepentimiento.
—Hola papá—susurro con voz quedita indeciso al acercarse.
—No me das un abrazo campeón—dijo su padre intentado sacarle una
sonrisa al niño, por instinto miro a su mujer y vislumbro la sonrisa de
agradecimiento.
Danilo corrió a los brazos extendidos de Edward, quien lo estrecho
en su pecho revolviéndole el bello, las risillas del pequeño no se hicieron
esperar y las de Bella tampoco.
La volvió a mirar y ella le guiño un ojo, enviándole con la mano
un beso fugaz como solía llamarlos
Hace apenas unas horas estaba enterado del embarazo de Isabella y
todo le parecía un sueño. No pensaba que pudiese ser tan feliz. En unos meses
su esposa estaría redondeada por el embarazo y pensar en ello le provocaba un
latigazo de deseo a su falo, la deseaba tanto…la amaba tanto. Jamás imagino que
algún día en su camino se cruzaría con una persona tan pura, sencilla y
bondadosa.
Isabella era un ángel.
—Cariño—murmuro Edward acercándose a su mujer para estrecharla
entre sus brazos. Isabella hundió su cara en su pecho y aspiro su aroma
masculino como tanto le gusta hacer. — ¿Cómo te has sentido? No has tenido nauseas,
vomi…
—Solo nauseas—lo interrumpió acariciando su rostro y haciendo
contacto con sus ojos para que se tranquilizara. —Siéntate—le ordeno—Emily no
debe tardar con la comida.
La chica coloco la comida y un nuevo plato de sopa para el niño,
quien esta vez la comió en silencio haciendo gestos de asco cada vez que
llevaba una cucharada a la boca. Sus padres reprimían una sonrisa por lo cómico
de la situación.
—Mañana salgo de viaje—aviso Edward llevándose a la boca una
porción de gelatina. —Sólo será dos días.
—Quiero ir—dijo Danilo con entusiasmo.
—Esta vez no Danilo—le dijo su padre con una sonrisa triste. —Papá
estará lleno de trabajo y no tendrá tiempo para estar con ustedes.
El niño asintió bajándola cabeza.
—No te estés triste bebé—susurro Isabella—Pronto planearemos un
viaje, quizá podamos hasta navegar.
La sonrisa volvió a iluminar el rostro del niño…Que fácil era contentarlo.
***
— ¿Esta todo bien en las empresas?
—Sí amor, no tienes por qué preocuparte solo es un viaje por
formalismo.
—Esta bien—Bella se quito la bata que cubría su cuerpo, dejando
ver un baby doll color rosa con un lazo entre los pechos, la tela que cubría
sus pechos era de encaje y dejaba ver sus pezones desnudos.
—Bella—susurro Edward con voz ronca acercándose a su esposa,
coloco las manos en sus caderas y la apretó hacia su pecho. —Tengo tantas ganas
de follarte.
—Entonces que esperas—musito Bella desabrochando los botones de la
camisa de este, tocando sus tetillas, de un tirón la camisa estaba en el suelo.
Edward gimió moviendo sus caderas, embistiendo. Ella podía sentir
su erección rosar con su pelvis, su centro ardía. Estaba húmeda, deseosa de
sentirlo dentro de ella embistiendo suave, lento ni importaba como, solo lo
necesitaba desesperadamente. Las hormonas se dijo, pero en el fondo sabía que
no solo eran ellas, las que la tenían tan desinhibida. Era su necesidad de él y
complacerlo en todo lo que pudiera…Recuerda Isabella que una mujer tiene que
convertirse en una zorra en la cama…las palabras de Shioban jamás las
olvidaría.
Dejando a un lado su timidez lo empujo dejándolo caer en la cama. Se
sentó ahorcadas sobre su marido, pasando sus dedos por su pecho.
—Intentas matarme—gimió ronco su marido, los mordiscos y lamidas
en su cuello lo tenían a punto de perder el control. —Carajo Isabella… ¿Qué
intentas hacer? — Bella rozaba su sexo cubierto por la fina tela de la braguita
sobre el miembro de su marido. —Necesito estar dentro de ti ya. —exigió
arrancando las bragas de un tirón. Bella profirió un gritito, e impulsada por
un placer cegador tomo el miembro de su marido entre sus manos y de un empujón
lo introdujo dentro de sí.
—Isabella—grito Edward
sintiendo como las paredes del sexo de su mujer lo abrazaban. Empujando sus
caderas hacia arriba dio inicio a una serie de embestidas duras que los llevo a
ambos al nirvana.
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Bella revisaba una de las gavetas del inmenso armario cuando le
llamo la tención una tarjetita azul eléctrico, la tomo entre sus manos Jacob Black aparecía inscrito a lado de
una imagen de un lexus.
—Es sobre el orfanato. —había dicho el moreno.
La palabra orfanato traía recuerdos dolorosos para ella, no era
porque hubiese sido maltratada pero en todos esos años jamás se sintió querida
por nadie. Todos los que trabajaban allí trataban lo menos posible entablar
lazos con los huérfanos y ella tampoco estaba interesada en ello; no quería
ilusionarse para después caer en la realidad de que estaría sola. No entendía
como su madre había sido capaz de dejarla en ese lugar. Y pensar que si no fuese
por los servicios sociales Danilo habría pasado por el mismo dolor.
Tecleo en su IPhone los números de la tarjeta y al segundo
timbrazo le respondieron.
—Black.
—Buenos días Jacob, te habla
Bella.
—He Bella no me esperaba tu
llamada—musito con sorpresa el chico.
—Nos podemos ver en la
cafetería de Jimmy en unas dos horas.
Así tendría tiempo de dejar a Danilo tomando su siesta.
—Allí estaré Bella—confirmo
el moreno.
—Nos vemos entonces—termino
Isabella. Esperaba que su marido no se enterara, no quería provocar una pelea.