Título: ¿Estéril?
Categoría: M
Disclaimers: Los personajes son
de la ingeniosa Stephenie Meyer, y algunos de mis invenciones. Yo solo juego
con ellos en mi maniática mente.
Summary: Isabella tenía miedo
de que su matrimonio se acabará, especialmente desde que se había dado cuenta
que no podía darle un hijo
Capítulo VII
Prueba
El doctor declaro de alta a
Isabella a los tres meses que pasaron luego de la operación. Lo cual la lleno
de optimismo, pues sentía que esta vez las cosas irían bien.
Con una sonrisa se dirijo a la
oficina de su esposo, quería compartir su alegría con él. Aliso su vestido con
nerviosismo. Iba vestida con un traje gris oscuro de Armani.
No sabía como expresarle a Edward el motivo
principal de tanta felicidad por la dada de alta.
—Buenos días Zafrina—saludo con
una sonrisa a la secretaria de su marido. —Mi esposo ¿está ocupado?
Zafrina una mujer de unos
cuarenta años de tez morena, que llevaba años trabajando para los Cullens le
sonrío con afecto.
—Buen día señora Isabella, no
está ocupado en estos momentos y si la anunciará me mataría. —río al recordar
cuando Edward le había advertido que todo lo que tuviera que ver con esposa y
familia era lo más importante en su agenda.
—Cuantas veces tengo que
decirte que me llamas Isabella o Bella, Zafrina. —la regaño cariñosamente
Bella.
—Puedes pasar Bella—dijo
Zafrina con un guiñó. —Le alegrarás la mañana.
—Me imagino que está un poco
gruñón. —adivino Bella haciendo una mueca graciosa con sus labios.
—Has dado en el clavo, la cita
que tenía prevista a primera hora nunca llego y ni siquiera se tomo el tiempo
de cancelar y eso le agrio la mañana, pues se trataba de un hotel que hace rato
quiere comprar.
—Intentare que regrese su buen
humor. —musito Bella entrando a la oficina de su marido.
Edward se encontraba
concentrado escribiendo algo en el computador, por lo que no noto cuando
Isabella abrió la puerta.
—Te ves tan sexi trabajando. —susurro
Bella cerrando la puerta.
Con una sonrisa torcida Edward
se puso de pie y se acercó a su esposa tomándola de la cintura para besarla con
pasión contenida. Bella respondió eufórica pasando sus manos por el cuello de
él y apartando su boca para morder su hombro.
—No te esperaba por aquí amor.
—murmuro Edward subiendo la falda del vestido de Bella, para acariciar el interior
de sus muslos. —Siempre tan lista....tan húmeda. —susurro acariciando el centro
de su feminidad.
Bella abrió más las piernas y
cuando Edward introdujo dos dedos en su centro, las cerro con fuerza aprisionándolos,
sus largos dedos eran magníficos y provocaban sensaciones esplendidas en cada
célula de su cuerpo.
—Más rápido—exigió presa del
deseo.
—No—dijo de pronto Edward
sacando los dedos del interior de Bella.—¡Cielo Santo! no puedo creer como he
perdido la cabeza en tan solo unos minutos, tu salud es mi prioridad y la he
dejado de un lado a causa de mi deseo por ti.—mascullo para sí mismo.
Bella esbozo una sonrisa.
Edward siempre había sido tan cuidadoso.
—Ya no debes preocuparte por mi
salud.
Edward la miro confundido.
—No debes preocuparte. —continuo Bella—El
médico me ha dado de alta, lo que quiere decir luz verde para tener sexo.
Las mejillas de Isabella se
cubrieron de rubor.
—Eso es fantástico mi
vida—susurro Edward al tiempo que levantaba el vestido rompiendo con un jalón las
bragas de su esposa—Extraño tanto estar dentro de ti.
— ¡Oh...!sí.....sí, sí, sí— gimió
sintiendo como entraba en su centro cada centímetro del falo de su marido—Esto
es maravilloso.
Edward la beso en la boca
extendiendo su cuerpo sobre el de ella, besó sus pechos por encima de vestido y
con un rápido movimiento quito la estorbosa tela que cubría el cuerpo de su
mujer.
—No llevas sujetador—espeto
frunciendo el ceño.
—El vestido no lo necesita—susurró
Bella, y le rodeó el cuello—Deja ya de hablar.
Con cuidado Edward empezó a
moverse dentro de ella, al tiempo que acariciaba y lamia sus pezones succionándolos
como si se le fuese la vida en ello, llevando así a Bella al paroxismo del
placer.
El empuje era suave por
momentos y rápido por otros. En un momento él presiono con fuerza, para luego
salir con mucha lentitud. Ella se quejo con un gemido, que provoco que el
cuerpo de él se moviera casi con violencia llevándolos a ambos a la cumbre del
placer.
—Esto ha sido maravilloso—susurro
Bella con la respiración entrecortada—Espero que Zafrina no nos haya oído.
La carcajada de su marido resonó
en la habitación.
….
Bella llevaba cinco días con
nauseas y vómitos matutinos, que la mantenían preocupada. No quería hacerse de
falsas ilusiones después de todo lo que había sufrido a causa de la endometriosis
y si la prueba que reposaba en un cajón del baño resultaba ser negativa.
Sacudió su cabeza alejando los
pensamientos negativos.
Espero a que su esposo saliera
a la reunión y que Danilo a pasear al parque con su niñera, alego un terrible
dolor de cabeza para no asistir a la salida. El hermoso niño protesto, pero
acepto que su madre no se encontraba bien.
Odiaba mentirles a Edward y a
su pequeño bebé también, no le gustaba para nada que entre ellos hubiera secretos.
Pero estaba se hacia necesario, no quería que el pasara por la decepción si se
daba el caso que todo fuese producto de una falsa alarma.
—Se recomienda que se haga la
prueba al despertar, pues la primera orina que por la mañana expulsas es la más
útil, pues contiene grandes cantidades de hCG. —leyó Isabella con voz
temblorosa.
Con cuidado Bella abrió la
prueba evitando dañarla y se encerró en el baño. Sabía que Edward no andaba
cerca pues esa mañana había salido muy temprano a una reunión para adquirir una
nueva cadena de Hoteles en Sudamérica.
Los veinte minutos que
explicaban en las indicaciones se hicieron eternos. Bella jamás se había
sentido tan ansiosa en su vida. Camino de un lado a otro, se sentó en todos los
rincones que le permitía el baño y con una profunda inspiración levanto la
barrita blanca.
Dos rayas
rojas…Positivo…Dos rayas rojas…
— ¡Oh Dios mío! —exclamo cayendo de rodillas en el suelo,
mientras una cascada de lágrimas inundaban sus mejillas. —Voy a ser madre…Gracias
Señor, gracias. — susurro Bella presa de felicidad.
© Luissy García 2011. Todos los derechos reservados.