Cesare
Pavese
Dos
rayas rojas…Positivo…Dos rayas rojas…
— ¡Oh Dios mío! —exclamo cayendo de rodillas en el
suelo, mientras una cascada de lágrimas inundaban sus mejillas. —Voy a ser
madre…Gracias Señor, gracias. — susurro Bella presa de felicidad.
Presurosa y con las manos temblorosas alcanzo su
teléfono celular. En el segundo timbrazo escucho la voz de su marido por el
auricular.
— ¿Sucede algo mi amor?
El sollozo de Isabella altero a Edward, quien gritando
órdenes de volver a casa colgó el
teléfono, impidiendo que su esposa se explicara.
Bella bajo las escaleras y se sentó a esperarlo en
la entrada, sabia que no demoraría menos de unos veintes minutos en llegar.
—Isabella—el grito de Edward mostraba lo alterado
que estaba—Aquí estas pequeña—susurro al verla sentada en el pequeño recibidor.
— ¿Qué ha pasado? ¿Por qué sollozabas? ¿Te sientes mal otra vez?
La cantarina risa de Bella, desconcertó a Edward.
Hace
unos minutos lloraba desconsolada—Pensó confundido por
los cambios de humor de su amada esposa.
—Cálmate vida mía—murmuro Bella besando su frente
con cariño.
Edward no entendía absolutamente nada.
—Es cierto estaba llorando muy alterada, no fue en
ningún momento mi intención asustarte—siguió diciendo
—Lloraba por una noticia
maravillosa. —le comunico esta con una sonrisa.
— ¿Maravillosa? —inquirió dudoso.
—Sí…es maravillosa—dijo con una risita que le llego
al alma—La quieres despacio o de sopetón (*)
—La quiero ya—exigió su marido ansioso.
—Seremos padres—rio Isabella encantada—Vamos a tener
un hijo.
El rostro de Edward no traslucía expresión alguna,
lo que alerto un poco a Bella. ¿Acaso no lo alegraba la llegada de un nuevo
miembro a la familia?
—Yo…—susurro atónito— ¿Estás segura?
—La prueba es cien por ciento fiable—respondió Bella
sonriente.
—Un hijo, un bebé—murmuro con el indicio de una
sonrisa en su cara. —Tendremos un bebé mi amor—reacciono por fin abrumado por
tanta dicha tomando a su mujer entre sus brazos.
Isabella luego de hacerse una prueba de sangre que
le confirmara lo que ellos ya sabían, planeo la mejor forma de darle la noticia
a su hijo Danilo, procurando que el pequeño no se sintiera amenazado por la
pronta llegada de un nuevo miembro a la familia Cullen.
Lo llevo a un zoológico al cual el pequeño siempre
había soñado ir. Miraron jirafas, leones, tigre, iguanas, etc. Cada vez que
Danilo descubría un nuevo animal que solo había admirado por imágenes saltaba
emocionado, rogándole a su madre le
tomara fotos para no olvidar nunca aquel día.
— ¿Has visto ese león mamá? —exclamaba fascinado,
mientras Bella intentaba que se sentara en una banca.
—Lo he visto corazón—le respondió está risueña. —Ahora
queda tranquilo un momento, debes almorzar algo y mamá tiene que contarte algo.
—le entrego un emparedado y una vasija repleta de nuggets.
—Yupii—rio el niño de cabellos rubios y ojos
verdes—Mi emparedado favotito.
—Favorito—lo corrijo Bella peinando con sus dedos su
desordenado cabello, tarea que era imposible como en el caso de su padre. —Come
y cuando termines hablamos ¿Sí? —dijo cariñosa.
Danilo asintió con vehemencia.
—He terminado—anuncio el pequeño veinte minutos
después. —Dime ya mamá.
—Eres muy impaciente—lo regaño Bella con una
sonrisa. —Bien, cuando tu eras más chiquito estuviste en el vientre—le indico
señalando su panza—Creciste allí nueve meses y luego viniste al mundo.
El niño la observaba como si le estuviese hablando
otro idioma.
—Bueno corazoncito, mamá va a tener un bebé—le
explico acariciando las mejillas regordetas del pequeño. —Vas a tener un
hermanito o hermanita a quien cuidar y
poder jugar con ella. —termino de decir nerviosa.
El pequeño frunció el entrecejo, pensativo.
—No lo querré jamás—exclamo de repente molesto,
dejando a Bella atónita.
—Danilo ven aquí—lo llamo con voz ahogada a causa de
las lagrimas que pugnaban por salir—Danilo
—repitió corriendo tras él, quien iba
desaforado empujando a quien encontraba a su paso por el parque del zoológico.
Bella suspiro tranquila al ver aparecer a Edward
quien con una agilidad asombrosa tomo al pequeño y lo apretó contra su pecho.
Los sollozos de su hijo le partieron el corazón,
quiso abrazarlo de inmediato al verlo a salvo en los brazos de Edward, pero
este le hizo una seña a que esperara que se tranquilizara un poco.
— ¿Qué pasa campeón? —pregunto Edward con tacto como
si no supiese lo que estaba pasando.
Danilo aferro sus brazos al cuello de su padre,
soltando un gemido lastimero.
—No querré al nuevo bebé, el me quitara a mi mamá,
lo hará. —gimoteo separándose de su padre y limpiando con su manita su cara
mojada por las lágrimas.
—No lo hará renacuajo—dijo Bella arrodillándose a su
altura. —Los querré a los dos por igual, porque ambos son mis hijos. Al
principio el necesitara muchos cuidados, como cuando tu eras chiquitito, pero
para eso estarás tú que eres su hermano mayor, y nos ayudarás a papá y a mí a
cuidarlo.
— ¿Seguro que no dejaras de quererme?
—Por supuesto que no mi vida, yo te querré siempre.
Las carcajadas del pequeño por los besos de
Bella, alegraron el corazón de sus
padres.
…
Dos semanas después, los esposos Cullen se
encontraban en un cuarto oscuro solo iluminado por la tuene luz de el monitor.
—Ese es el sonido del corazón de tu bebé Bella—dijo
el doctor Gerandy subiendo el volumen. —Su ritmo cardiaco es normal para las
semanas que tiene, así que no debes preocuparte porque lata tan rápido.
Isabella suspiro, sacudiendo la cabeza embargada por
una emoción inexplicable. Aquel puntito que aparecía en el monitor era lo que
había deseado tanto, y al escuchar el sonido de su pequeño corazoncito por fin
se había convencido que era real.
—Santo cielo Isabella—le dijo Edward con la voz
ligeramente quebrada; apretando con fuerza sus dedos entrelazados. —Cuanto te
amo, gracias por darme este regalo.
Ella acaricio con la mano libre el cabello de su
marido, sonriéndole con ternura. Luego de tanto sufrimiento, al creer que
podría ser estéril, por fin la vida le daba una luz de esperanza.
—Imprimiré unas copias y podrás llevarte el CD con
las imagines, y también con el sonido del corazón del bebé—informo el doctor
saliendo de la salita, dejándoles un poco de intimidad.
Edward no apartaba los ojos de la pantalla, donde el
doctor había dejado en pausa una imagen de su hijo.
—Mis padres llegan la próxima semana mi amor—dijo un
alegre Edward—Mi madre no quiere perderse nada relacionado con la llegada de su
segundo nieto.
—Lo sé, me ha enviado un email para que le ayude a
encontrar una casa cerca a la nuestra—dijo Bella—Danilo se pondrá como loco de
contento al verla.
—Claro que sí—rio Edward—Llegara su fan y
consentidora número uno.
Esme Cullen, la madre de Edward hacia delicias del
pequeño Danilo, era simplemente su adoración no había día desde que supo de su
existencia que no llamara para pasar unos treinta o más minutos hablando por
teléfono con él.
—Aquí tienen—dijo el docto Gerandy interrumpiéndolos—Nos
vemos el próximo mes para otro chequeo y te diré que día hacemos la próxima
ecografía.
—Gracias
doctor—Edward estrecho su mano con el médico.
—La enfermera te dará una bolsa con algunas cajas de
pastillas y una receta para cuando estás se terminen.
—Muchísimas gracias.
Isabella le dio un fuerte abrazo.
Al salir del consultorio una agradable enfermera les
entrego la bolsa llena de medicamentos y explico a Bella como debía tomarlos.
Cuando esperaban a que el valet parquin trajera su
auto los interrumpió una voz ronca.
—Nos volvemos al encontrar—dijo.
Edward gruño al ver de quien se trataba.
© Luissy
García 2011. Todos los derechos
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